martes, 20 de marzo de 2012

Si Alguna Vez.


SI ALGUNA VEZ



La mujer asume diversidad de roles que demandan a entrega, preparación y responsabilidad. Como hija, hermana, novia, esposa, madre, estudiante, artista, artesana, escritora, docente, política, médico, ingeniera, en fin, en el ejercicio de todas las funciones propias de las sociedades y de las profesiones u ocupaciones, deja impresa su impronta personal, el sello de su emotividad, razonamiento, creatividad, esfuerzo y hasta sus frustraciones, cuando la vida y las circunstancias les son adversas.
Las respuestas sociales a la entrega y dedicación no son siempre lisonjeras. Abundan ejemplos de mujeres fustigadas y hasta maltratadas por quienes no valoran la importancia de la realización personal, el aporte social, intelectual, artístico y científico que éstas pueden realizar y su incidencia en el desarrollo. La presión irracional y matizada de envidia puede ser ejercida, inclusive, por personas de su mismo sexo e inducirla a la auto-discriminación y el abandono de sus sueños
Propongo reflexionar sobre las consideraciones que presento a continuación.
Si alguna vez cuestionas el papel de la mujer, yo te pregunto ¿se podría estar en el mundo sin la intervención de la mujer o haber sobrevivido los primeros años sin su apoyo, ternura y cuidado? Es evidente que no recuerdas el sabor peculiar de la leche materna que llegó a tus labios; los cálidos momentos en que esos brazos te sostenían para que recibieras la alimentación. Olvidaste la figura de la madre desvelada frente a tu cama cuidando tu reposo.
Puede ser que no recuerdes la imagen de un ser cansado de tanto trajinar detrás de ti, cuando querías correr más que caminar y descubrir el mundo con todos tus sentidos; el rostro preocupado de tu madre tocando tu frente cuando la fiebre doblegaba tu cuerpo; o el recuerdo festivo de ese cumpleaños, tan anhelado, en el que tus amiguitos voltearon medio mundo como si nada hubiera sucedido.
Nada es distante cuando imperan los sentimientos, por eso, a lo mejor perduren en tu mente las vivencias durante tus primeros días de clases. Te aferrabas con angustia a la mano materna antes de penetrar a la institución en la que iniciarías una hermosa y diferente etapa de tu vida. Quizás, al principio, el llanto invadió tus ojos; pero la fuerza de la curiosidad, los atractivos juegos, la novedad de conocer los niños del curso, la delicadeza de los profesores, borraron esa sensación de angustia y abandono que te produjo separarte del hogar.
Si alguna vez, en complicidad con la indiferencia y la ingratitud, tus labios se abren para proferir insultos o manifestar desprecios, no toques el recuerdo o nombre de tu madre, porque ella siempre estará en tu historia y en tu vida, pues, perfecta o imperfecta, es parte de ti y de tu esencia. Es imposible arrancar los genes o modificar la totalidad de tu cuerpo para borrar sus huellas.
Si alguna vez se tuercen los sentimientos por las experiencias infortunadas de la vida, no estrujes ni aniquiles las relaciones que por ley de la vida deben ser profundas y perdurables. Recuerda que, quiérase o no, la existencia y el futuro están abiertos a miles de sorpresas y vueltas al pasado. Es posible que, en muchos aspectos, se verifique el eterno retorno.
Libérate de prejuicios, ataduras culturales, sentimientos adversos, y parte de la esencia de la vida, de las ataduras que te vinculan para siempre a la mujer. No importa la sociedad donde vivas; colabora, apoya, sustenta los proyectos y acciones que al final redundarán en beneficio de todos. Contribuye con el encauzamiento de aquellas que han perdido la perspectiva del camino correcto, y no te olvides extender los brazos y ofrecer apoyo a quienes están transitando por el camino que conduce a la vejez, porque así debe ser. La gratitud y el respeto a los envejecientes deben estar presentes en todas sociedades equilibradas y justas.
Es lamentable vivir en una sociedad violenta y discriminatoria. Ojalá se instituyan mecanismos para fomentar la cultura del diálogo no discriminatorio y respetuoso entre las parejas, los miembros de las familias, las empresas y todas las instituciones sociales, para que la agresión, en todas sus manifestaciones, sea sustituida por la capacidad de concertación.
Propongo que en República Dominicana se cree un efectivo Ministerio de la Familia, o sea, un organismo que aúne todos los esfuerzos dispersos que en la actualidad se realizan para mejorar la calidad de vida, planificación familiar, la relación familiar y, por ende ,la valoración de los roles que despeñan cada uno de sus miembros.


Minerva Calderón López, M.A.

Santiago de los Caballeros,
República Dominicana.
7 de marzo de 2012

1 comentario:

DESARROLLO PROFESORAL dijo...

Excelente presentacion de ideas