miércoles, 5 de marzo de 2014

EN EL DÍA DE LA INDEPENCIA NACIONAL



Minerva Calderón López, M.A.


Adherida al legado de sueños forjados por nuestros Padres de la Patria, contemplo la Bandera Nacional ondeando en los aires. Hace ostensible su belleza, ajena a las traiciones, a la indiferencia  e irreverencia de los que ignoran o desestiman el poder de su mensaje.
Su mensaje induce al amor a la Patria, junto a sus gestores y símbolos; al respeto y preservación de  la soberanía de nuestro territorio, instituciones, leyes y manifestaciones en todos los ámbitos. Invita al fomento del sentido patriótico desde el hogar y la escuela; a la construcción de un país más desarrollado, seguro, optimista y habitado por  ciudadanos defensores de sus esencias.
Hoy, al contemplar la bandera, siento la motivación de rendir un tributo, lleno  de sinceridad y admiración, a todos los dominicanos que sembraron el ideal de independencia y a los ejecutores de los hechos  históricos que pautaron el camino hacia nuestra identidad; a los que preservan la soberanía nacional, planifican e impulsan con sus acciones el desarrollo  nacional.
Propongo actitudes impregnadas de honor y respeto ante los funcionarios públicos que priorizan los proyectos y ejecuciones  que   benefician al país; los que impiden que la corrupción arrope sus gestiones porque son hombres y mujeres de palabra: coherentes en el decir y en el actuar.
Expreso mi admiración  por  los empresarios innovadores y justos, que asumen el compromiso social empresarial y contribuyen con sus gestiones e inversiones al  mejoramiento de  la calidad de vida de los empleados; la preservación  de los recursos naturales y protección del medio ambiente. También, por  los ciudadanos que apoyan las industrias nacionales, consumiendo los productos de calidad que se generan en el país.
Exalto y reconozco a los empresarios y comerciantes que logran el crecimiento económico fundamentado  su accionar en la planificación, los criterios de calidad, el trabajo efectivo,  la equidad y el respeto en el trato a los empleados .A  los  que cumplen con el pago de los impuestos, con  las leyes laborales y contribuyen con el sostenimiento de proyectos comunitarios que inciden en el medio ambiente, las áreas del deporte, la salud, el avance social, la educación, la recreación y el desarrollo cultural en general.
Loor para  los profesionales que demuestran su apego a los principios éticos en el desempeño de sus  profesiones; para los que planifican sus éxitos y no permiten que capitales turbios arropen su accionar y nivel de compromiso en su ejercicio. Una distinción especial para los que tienen conciencia de su valor personal y profesional; para los que rechazan  acudir  a la adulación,  la murmuración o complicidad negativa con el objetivo de ascender en sus posiciones.
Aplausos y  alabanzas para  los artistas que crean sus producciones con verdadero sentido estético y dominio de la técnica; para  los maestros identificados con su labor y que sustentan su ejercicio en el respeto a la dignidad del estudiante, el amor a la humanidad y al conocimiento; el manejo técnico-pedagógico y el fomento del interés por la ciencia y la cultura. Extiendo esos aplausos a  los empresarios del sector educativo que son conocedores del rol que deben asumir sus instituciones en el país y que invierten permanentemente para mejorar la calidad de la educación. También, a los  estudiantes y los administradores del sistema educativo que cumplen con sus responsabilidades.
Reciban mi  agradecimiento, como ciudadana y educadora, los  comunicadores amantes de la verdad, respetuosos de la dignidad y los derechos humanos; los que ejercen su trabajo sustentados en la calidad, el conocimiento, el dominio y la utilización del lenguaje correcto y digno. Distingo, de manera especial, a los que  inciden en  los medios de comunicación  de forma positiva y  desdeñan la vulgaridad y el sensacionalismo.
Mi admiración y  aplausos para los deportistas que con sus  esfuerzos  y disciplina ofrecen lo mejor al país y al mundo. Ellos ponen de manifiesto la importancia del trabajo en equipo, la dedicación  y el cumplimiento riguroso en las diferentes disciplinas deportivas.
En conclusión, en el Día de la Independencia Nacional reciban mi reconocimiento y distinción  aquellos que con sus acciones enaltecen la Patria
Santiago de los Caballeros,
República Dominicana
27 de febrero de 2014

 

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Gestión disciplinaria: una función clave y una necesidad impostergable del trabajo gerencial, en aras de su efectividad



El secreto para lograr mayores éxitos está en la capacidad de los cuadros para abarcar de conjunto la complejidad de la situación, establecer las prioridades, organizar el trabajo, cohesionar las fuerzas, exigir disciplina, educar con el ejemplo, explicar la necesidad de cada tarea, convencer, entusiasmar, levantar el espíritu, y movilizar la voluntad de la gente.
Raúl Castro Ruz. 
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Una primera aproximación  imprescindible al tema

La disciplina, es juicio del autor de este trabajo, el ajuste conductual de una persona a las normas de comportamiento establecidas en un contexto dado (grupal, organizacional, social, familiar, etc.) y puede ser entendida, asimilada y acatada de tantas formas como personas piensan sobre el tema y actúan en consecuencia. No obstante, y sin pretender teorizar más allá de lo elemental, es necesario plantear que como componente del comportamiento de los individuos en un contexto organizacional, tiene un alto impacto sobre los resultados que se obtienen: impacto positivo y reforzador de valores compartidos, cuando las conductas se ajustan a ellos; impacto negativo y debilitador, cuando no se ajustan.  
La principal función de un directivo, para la cual se le nombra y por la cual se le paga, es lograr que todas las personas que integran una organización sepan, quieran y puedan hacer todo lo necesario en cada momento para contribuir al logro de los objetivos organizacionales, en la mayor armonía posible con sus propios objetivos personales de desarrollo. Ese es el trabajo de un directivo, tenga el nombre y el rango que tenga, ya sea llamado gerente, administrador, encargado o director. Y es imposible que pueda cumplir esa función si no garantiza la disciplina de todos y cada uno de sus subordinados, en consonancia con los valores compartidos que sustentan el proyecto organizacional. 
A partir de esto, puede afirmarse que el rol principal en el cumplimiento de los estándares disciplinarios en una organización, le corresponde a la gerencia en cada nivel de la misma. Primero, porque los establece, o al menos los debe establecer. Segundo, porque los debe hacer cumplir mediante los mecanismos que sean necesarios. Tercero, porque debe educar al colectivo laboral a través de su diario ejercicio gerencial y de su ejemplo personal, en el respeto, cumplimiento y asunción consciente de los mismos. 
Pero lamentablemente, muchos gerentes a diversos niveles no tienen clara esa función vital, que es necesariamente inherente al desempeño de un cargo de ese tipo. Así, suelen descuidar uno, dos o los tres aspectos mencionados que definen esa función de gestión disciplinaria (establecer los estándares, hacerlos cumplir y educar en su cumplimiento), y en otros casos suelen abdicar de hecho de ella al delegarla (incorrectamente, tanto por el hecho en sí como por la forma en que lo hacen) en las áreas de Recursos Humanos de la organización. En realidad no la delegan, porque la delegación es un proceso administrativo que tiene sus exigencias, requisitos y tecnología, y en este caso no se cumple casi nunca. Para decirlo en el lenguaje popular cubano, la sueltan como papa caliente, lo cual es un síntoma claro y preciso de una gerencia débil e incompetente, que si no se ataca a tiempo conduce a toda la organización directamente al fracaso. Es bien sabido que gestionar adecuadamente la disciplina de los subordinados suele acarrear problemas de carácter interpersonal, que a muchos directivos no les agrada asumir ni enfrentar. Pero si es así, ¿para qué son directivos? ¿Sólo para cobrar los altos salarios y ejercer el poder y las prerrogativas inherentes al cargo? 

Cabe aquí al respecto una cita de un ilustre ciudadano del mundo: Deberes y derechos han de ir juntos. Si como directivos tenemos el derecho a ciertas prerrogativas, a un mayor salario, a mejores condiciones, oficina propia, vehículo asignado, ciertos gastos cubiertos por la organización, etc., etc., ¿no habrá en el otro extremo deberes que cumplir, como por ejemplo garantizar el cumplimiento de ciertos estándares de disciplina organizacional por parte de los subordinados? 
El actual Presidente de Cuba, Raúl Castro Ruz, planteó hace algunos años, en una memorable alocución, un concepto relacionado con el éxito de las organizaciones, cuya aplicación práctica por él y un gran número de sus subordinados es, a juicio del autor de estas líneas, la clave de los buenos resultados que la organización que Raúl dirigía entonces (las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, y en especial el fuerte sistema empresarial que le está subordinado), ha mantenido durante más de 50 años de duro y sostenido bregar contra la agresividad del imperio norteamericano, convirtiéndolo en uno de los soportes clave de la supervivencia de todo un pueblo, a pesar del bloqueo imperialista y otras muchas y diversas causas, que no son objeto de análisis en este material. Pero este concepto, con el cual comienza el presente trabajo a modo de exergo, es también aplicable a cualquier tipo de organización, a cualquier sistema social, a países desarrollados y subdesarrollados, europeos y americanos, ricos y pobres, negros y blancos… en fin, a todos los contextos y actividades en los que trabajen personas bajo la dirección de otras personas y pretendan obtener buenos resultados. De ahí su grandeza y universalidad, y de ahí también que recomendemos a cada directivo un autoanálisis a partir del mismo.  
En las páginas siguientes se propone un grupo de ideas, conceptos y mecanismos que pueden ser de utilidad en el diseño de un modelo propio de gestión disciplinaria para una organización. Los mismos se han derivado de múltiples estudios, observaciones e intercambios efectuados por el autor, de las experiencias y errores propios y de múltiples colegas en el ejercicio gerencial, y de diversos procesos de diagnóstico y asesoría desarrollados por el mismo en su práctica consultiva de 20 años y académica de 30. 
El autor se hace plenamente responsable de todo lo aquí expuesto, y espera que estas ideas promuevan, al menos, el análisis individual de cada directivo acerca de su propia praxis administrativa. Seguramente, de ese análisis saldrán las ideas realmente aplicables y las mejores maneras de hacer, para que la disciplina se convierta en un valor verdaderamente compartido en cada organización. 
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Algunos conceptos básicos: 
 
Disciplina Laboral: cumplimiento  individual, consciente y sistemático de todas las regulaciones de cualquier nivel vigentes en todos los campos y materias aplicables a la actividad de una organización, por parte de quienes en ella trabajan. Se propone la denominación de Gestión Disciplinaria para el conjunto de procesos administrativos relacionados con el aseguramiento, el control, la evaluación y el tratamiento situacional de la disciplina laboral, y los mismos constituyen en cada área y nivel de la organización una responsabilidad indelegable de la línea ejecutiva. 
La disciplina laboral abarca el cumplimiento de un grupo de rutinas organizativas y de los llamados deberes y obligaciones generales que se definen para toda la organización (por ejemplo, la asistencia y la puntualidad, el cumplimiento de los horarios, el cuidado de los bienes de la entidad, etc.) y de los deberes funcionales establecidos para cada cargo (los cuales se contemplan en el correspondiente Manual de Funciones). También abarca cumplir las tareas y actividades contempladas en los planes de trabajo diario, semanal, mensual, trimestral, etc., de cada empleado; el cumplimiento de las diversas normas y procedimientos establecidos para el desempeño específico dentro de cada proceso de la organización y que aseguran sus estándares de calidad ( disciplina tecnológica ), lo cual puede denominarse la componente profesional de la disciplina, ya que incluye aquellos aspectos relacionados con las buenas prácticas de cada una de las profesiones que se desempeñan en una organización. Por último, pero nunca menos importante, se contempla la componente ético-moral, o sea, el cumplimiento de los principios  y normas socialmente aceptados como válidos por la sociedad.  
Veamos un ejemplo. Una secretaria ejecutiva es una profesional de la actividad de secretariado, aunque no haya ido a la Universidad, y debe llegar temprano a su puesto de trabajo y nunca retirarse del mismo sin la autorización de su superior inmediato. Pero también debe cumplir un grupo de preceptos y principios morales relacionados con su imagen como persona que vive en sociedad, como el buen vestir y la elegancia (que no dependen del uso de prendas nuevas o de marca, sino de saber llevar lo adecuado en cada ocasión y que le queden bien), el saludo diario y educado, el buen hablar, el buen comer, las buenas maneras, el evitar la fuma en el lugar de trabajo, entre otros. Y debe también asumir un grupo de buenas prácticas asociadas directamente a su profesión, como la discreción que la convierte en confiable, la operatividad y organización que la hacen efectiva, el respeto y las excelentes relaciones humanas que le abren todas las puertas, la puntualidad en la entrega de información y el rigor técnico en cada una de las facetas de su actividad, que junto a los otros puntos y a su autosuperación constante, la profesionalizan. Todo ello la convierte en un auxiliar imprescindible del directivo con el cual trabaja, pero también en una empleada altamente disciplinada y un ejemplo para los demás. 
Y como en este ejemplo, hay elementos equivalentes que cumplir en cada tipo de trabajo, que nos hacen efectivos, bien vistos, verdaderos profesionales, y gracias a los cuales se nos considera también empleados disciplinados. Y es responsabilidad del directivo en cada área de la organización, asegurar que sus subordinados constituyan un colectivo de trabajadores disciplinados.
Un directivo es, esencialmente, un educador del colectivo que dirige en los valores que sustentan la estrategia de la organización. Y la disciplina es un valor esencial para que la organización sea exitosa, por tanto le toca al directivo garantizar que ella constituya, como valor compartido y como práctica consciente, una constante entre sus empleados.  
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Tipos de gestión disciplinaria y caracterización de cada uno  


A.    Gestión disciplinaria ejecutiva o de línea. 
Niveles y responsabilidades en la gestión disciplinaria ejecutiva o de línea. 
·        Niveles: individual, grupal y organizacional.  
·        Responsabilidades en el nivel individual: cada trabajador (autodisciplina o disciplina consciente).  
·        Responsabilidades en el nivel grupal: cada trabajador miembro del grupo laboral, y el máximo responsable es el directivo del grupo.  
·        Responsabilidades en el nivel organizacional: cada trabajador, cada encargado de grupo laboral, cada responsable de área ejecutiva o funcional, y el directivo de toda la organización como máximo responsable.   
Contenido de la gestión disciplinaria ejecutiva:  
1. Asistencia y puntualidad al trabajo. 
2. Cumplimiento y aprovechamiento de la jornada laboral. 
3. Cumplimiento de los planes de trabajo.
4. Calidad del trabajo realizado.
5. Cumplimiento de las normas técnicas y tecnológicas establecidas. 
6. Cumplimiento de las normas de seguridad y salud en el trabajo.
7. Cumplimiento y aprovechamiento de las actividades de capacitación y desarrollo indicadas.
8. Cumplimiento de las orientaciones recibidas desde el nivel superior. 
9. Porte y aspecto personal.
10. Educación formal.
11. Respeto y tratamiento adecuado entre compañeros. 
12. Respeto y tratamiento adecuado a terceros. 
13. Cumplimiento de las regulaciones sobre protección física, de los medios de trabajo y de la información.
14. Cumplimiento de las regulaciones sobre ahorro de recursos. 
15. Información veraz, completa y oportuna sobre cualquier tema cuando se requiera.
16. Otros elementos que por las características de la organización o de su actividad deban incluirse.   
  
B.    Gestión disciplinaria metodológica, asesora o de staff
Niveles y responsabilidades en la gestión disciplinaria de staff:  
·        Como órgano asesor principal en el nivel organizacional, el área de recursos humanos, sea cual sea su rango (Dirección, Departamento, etc.) y su denominación (Recursos Humanos, Gestión Humana, Talento Humano, etc.), con el Director de Recursos Humanos como máximo responsable.  
·        A escala individual, grupal y/o de área ejecutiva o funcional, el responsable de Recursos Humanos del área, si existen subdivisiones; si no, se centraliza la función asesora y metodológica para todos los niveles y áreas de la organización, en el área de Recursos Humanos.  
Contenido de la gestión disciplinaria de staff:  
1. Preparación sistemática de la línea ejecutiva para el desempeño de su gestión disciplinaria.
2. Preparación del colectivo laboral en el tema de la disciplina laboral.
3. Asesoría a la línea ejecutiva en la preparación de procesos disciplinarios en casos concretos.
4. Divulgación sistemática y/o casuística de información pertinente sobre disciplina laboral.
5. Gestión documental general relacionada con el tema cuando se requiera (resoluciones de niveles superiores, inclusiones de nuevos elementos sobre disciplina en el Convenio Colectivo de Trabajo, etc.).
6. Tramitación documental relacionada con procesos disciplinarios, entre otros aspectos. 

Muy importante: La gestión disciplinaria de staff nunca sustituye a la gestión disciplinaria ejecutiva, cuyos actos no son delegables. 
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Mecanismos de aseguramiento de la disciplina laboral (responsabilidad ejecutiva):  
1. Comunicación constante y multidireccional para la educación sistemática del colectivo de trabajadores. 
2. Definiciones que se establezcan en el Convenio Colectivo de Trabajo u otro instrumento análogo o equivalente que se concierte entre la administración y los empleados.
3. Reglamentos disciplinarios y otras regulaciones. 
4. Procesos de planeación estratégica, anual y operativa, y de negociación de objetivos de trabajo individuales y colectivos, tanto de alcance  estratégico como anual, en todos los cuales se definan metas relacionadas con la disciplina o que requieran de su cumplimiento. 
5. Integridad, integralidad y ejemplo personal del directivo del área o de la organización. 
6. Evaluación sistemática del desempeño laboral con un enfoque integral, donde juegue un rol determinante el equipo de trabajo al que pertenece el trabajador, y que cumpla funciones diagnóstica, valorativa y desarrolladora.
7. Papel educativo, de contrapartida y de control de las organizaciones políticas, de masas y/o gremiales a las cuales pertenezca cada trabajador. 
8. Adecuada política de estimulación y sanción y su implementación efectiva. 
9. Papel educativo del equipo de trabajo al que pertenece cada trabajador.
10. Otros posibles en función de la situación específica de cada organización.      

Mecanismos de control de la disciplina laboral (responsabilidad ejecutiva y de staff como apoyo a los procesos):  
1. Registros de entrada y salida del trabajo. 
2. Observación directa de la actividad laboral y del cumplimiento de normas y requisitos. 
3. Observación directa de la asistencia y puntualidad a diferentes actividades y del comportamiento y aprovechamiento de las mismas. 
4. Procedimientos de control de calidad. 
5. Revisión y control de documentos de diversa índole. 
6. Procedimientos de control de cumplimiento de objetivos y planes. 
7. Incidencia directa del equipo al que pertenece el trabajador sobre la actividad de este.
8. Otros posibles según la situación específica de la organización.  

Mecanismos de evaluación de la disciplina laboral (responsabilidad ejecutiva y de staff como apoyo a los procesos):  
1. Procesos sistemáticos de evaluación del desempeño.
2. Reuniones y asambleas de diversa índole a todos los niveles. 
3. Análisis periódicos del cumplimiento del Convenio Colectivo de Trabajo (u otras modalidades de acuerdo equivalentes entre la administración y la empleomanía que se apliquen), así como  de los reglamentos disciplinarios y de otra índole.
4. Despachos individuales relacionados con el rendimiento laboral. 
5. Procesos disciplinarios específicos relacionados con determinados empleados y/o faltas cometidas.
6. Reuniones periódicas de las organizaciones gremiales que actúen en la entidad y/o de sus direcciones; rendiciones de cuenta de directivos de diversos niveles ante el Consejo de Dirección, el colectivo laboral y/o ante las organizaciones en que ello aplique. 
7. Otros posibles según la situación específica de la organización. 
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Debe quedar claramente definida la distinción entre asegurar, controlar y evaluar la disciplina laboral: 
Asegurar: crear las condiciones de información y comunicación, educación, calidad de dirección y ambiente laboral que garanticen un desempeño acorde a los estándares y normas disciplinarios establecidos. 
Controlar: muestrear y comparar sistemáticamente el comportamiento real de los empleados con los estándares y normas disciplinarias establecidos, aplicando las medidas correspondientes en uno u otro sentido, casuísticamente o de manera general, según se requiera. 
Evaluar: analizar y categorizar los resultados obtenidos en los controles sistemáticos efectuados al comportamiento de cada empleado, y a partir de las tendencias observadas plantear cursos de acción correctiva para la mejora continua o de estimulación para premiar las conductas acordes a las pautas disciplinarias planteadas. 
De estas tres funciones ejecutivas, la prioridad debe tenerla siempre la primera, o sea, el aseguramiento; lo cual no niega la importancia del control, y sobre todo, de la evaluación. Pero con un buen aseguramiento, se requerirá seguramente menos control y la evaluación será cada vez más estimulante.  
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Deben precisarse una vez más, a modo de conclusión, los siguientes puntos clave:
  1. La gestión disciplinaria  es un componente esencial de la gestión humana en cualquier organización, y como tal es una responsabilidad completa de la máxima dirección de la misma, y muy especialmente del directivo superior de cada área.
  2. El aseguramiento, control y evaluación de la disciplina laboral es, esencialmente, una responsabilidad de la alta dirección a cada nivel organizacional, y el directivo que no la cumple, definitivamente, no está haciendo bien su trabajo directivo. 
 

     Por: Lic. Vladimir Deléyade Estrada Portales, MSc.
·        Director Ejecutivo de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado de UTESA
·        Profesor de Administración y Educación
·        Consultor Gerencial y Académico
·        Comunicador y Articulista.
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