miércoles, 28 de marzo de 2012

El Mundo Educativo y las Nuevas Tecnologías con Calzador

Son numerosas las veces que vierto en los artículos experiencias o reflexiones personales basadas en situaciones que, o he vivido, o desde mi punto de vista me parecen curiosas. Este es el caso del que estáis leyendo. Un post surgido después de leer y analizar los comentarios de un artículo que hablaba sobre la “burbuja de las TIC” (en su deuda técnica) en el desarrollo de software.

En uno de dichos comentarios, el comentarista vertía la siguiente afirmación:

Cuántos de nosotros hemos tenido que justificar una y otra vez la adopción de estándares altamente asumidos por la industria con nulos resultados, para que al final, el vendedor de humo de turno, proveniente de una consultora de alto nivel, termine colando a la empresa un modelo infumable que será adaptado con calzador ante unas necesidades inexistentes.

Lo anterior, para aquellos docentes que, usualmente trasteamos con las nuevas tecnologías en nuestro trabajo diario (sea dentro o fuera del aula) es una situación que, en nuestro devenir diario, normalmente aparece de forma demasiado habitual. ¿Cuántas veces hemos tenido que justificar la necesidad de usar las nuevas tecnologías con unos resultados, a día de hoy indemostrables, sobre la mejora académica que ello supone? ¿Cuántas veces hemos observando grandes vendedores de humo que venden productos “tecnológicos” para mejorar el aprendizaje? ¿Cuántas veces hemos visto grandes empresas que en sus eventos hacen un hincapié en el sector educativo con unos productos que, a la hora de aplicarlos en el aula, se demuestran totalmente ineficaces? ¿Cuántas veces nos han vendido y nos han colado que lo del plan Escuela 2.0 era una mejora impresionante de nuestro sistema educativo? ¿Cuántas?

Es decir, ¿cuántos de nosotros nos hemos cuestionado la aplicación de las nuevas tecnologías en Educación con calzador?

Las nuevas tecnologías no han venido a complicar las cosas, ni a hacerlas más farragosas, ni a perder tiempo en su uso, ni a pasar la mayor parte del tiempo resolviendo problemas técnicos durante su utilización, ni a obligarnos a realizar nuestro trabajo por duplicado (preparando material por si funcionan los nuevos medios, manteniendo un plan de emergencia por si nos falla la conexión a internet o a la Administración de turno le da por filtrar el servicio o herramienta online que tenemos prevista utilizar), ni a hacer exactamente lo mismo que hacíamos antes.

La adopción de las nuevas tecnologías da la sensación que vengan con calzador. Que intentemos calzar algo que no nos va a ser de utilidad por el simple hecho de que está diseñado e implementado por alguien que no está en el aula. ¿Cuántos habéis asistido a cursos sobre herramientas donde lo único que se os explica es cómo funciona la herramienta?

Y entremos en los programas. ¿Es necesario controlar tantos programas? ¿Es necesario aprender y enseñar a usar diferentes programas -todos ellos con sus características específicas- para hacer exactamente lo mismo? ¿Es necesario usar las últimas versiones de los productos? ¿Es necesario usar la PDI para ser usada simplemente como una pizarra verde de toda la vida?

Sigamos con los libros de texto. Ahora maravillosos libros digitalizados (que no digitales). Lo mismo que en el libro de texto de toda la vida, con algún vídeo maravillosos (visionable gratuitamente alguno de mayor calidad en Youtube) y, con un armazón de preguntas (los más bien elaborados) donde se permite responder a las mismas desde un equipo informático. ¿Esto es mejora respecto a lo que había? Si hablamos de espacio en las mochilas y problemas de columna de los pobres alumnos…sí. A nivel educativo, muchas dudas.

¿Por qué nos empeñamos en usar las TIC para complicarnos la vida? Ayer estuve dudando en gestionar las tareas pendientes con un maravilloso programa que me lo organizaba todo, me sonaban alarmitas de diferentes estilos e, incluso me permitía diseñar los calendarios a medida. Al final he optado por un maravilloso tablero de corcho donde pongo notitas de post-it, dividido en tres secciones (tareas pendientes, a medio hacer y realizadas). Quizás se gasta un poquito de dinero en la materia prima (el tablón de corcho y los post-its -sin olvidar la tinta del boli-) pero el ahorro de tiempo respecto al aprendizaje del programa para llevar a cabo la misma tarea (con muchísimas más chorraditas añadidas pero que a mi no me sirven -otros quizás lo pueden necesitar-) es mucho más valioso que esos pocos euros. Lo mismo sucede en otros aspectos.

Las TIC (y ya hablo en sentido educativo) han de facilitar la vida, no complicarla. Lo primero es establecer lo necesario de su uso para, posteriormente, implementarlo en nuestras aulas (o en cualquier aspecto concreto de nuestra vida).

Hay herramientas imprescindibles, tecnologías de uso habitual y de curvas de aprendizaje de pendiente muy pronunciada (grandes capacidades de aprender en poco tiempo) que habrían de ser de uso cuotidiano. Para todo aquello que suponga un excesivo esfuerzo del aprendiz para unos resultados cuestionables, mejor abstenerse e ir a lo sencillo incluso que no sea tan cool.

A veces es injustificable el uso de las nuevas tecnologías “para todo”. Pensemos, analicemos, veamos sus ventajas e inconvenientes y, decidamos razonadamente antes de introducirlas con calzador.

Eso sí, siempre quedará la justificación de usar las nuevas tecnologías para hacer “más bonito” y más “profesional” lo que se lleva haciendo toda la vida.




Fuente:www.xarxatic.com

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