viernes, 2 de septiembre de 2011

Con la Mochila a Cuestas







LIC. MINERVA CALDERÓN LÓPEZ, M. A.

El inicio del año escolar plantea a los padres el reto de preparar la mochila escolar o el bulto, de acuerdo a los requerimientos de las instituciones educativas y a la su capacidad adquisitiva de cada familia. Se me ocurrió reflexionar sobre la mochila y su contenido, porque en ella se reflejan factores de orden económico, estético, psicológico, educativo y formativo en general.

La selección de las mochilas puede revelar el nivel de ingresos de los padres. Sorprende la diversidad de precios y marcas. Su adquisición, además de los libros, cuadernos y otros útiles escolares, representa un gasto significativo; sobre todo, para las familias de escasos recursos y con varios hijos en edad escolar. Se salva un poco la situación, cuando un generoso familiar o amigo envía de regalo una buena mochila. En algunos casos, ésta resiste los embates de su dueño y pasa a manos de un nuevo usuario.

Si los niños o adolescentes participan en la selección, influirán sus apreciaciones estéticas, preferencias, y diferenciaciones de acuerdo al género. Indudablemente, en la selección cuenta el costo, la calidad, el color, diseño, el tamaño y la influencia de los amigos. No se puede olvidar, el efecto de la publicidad, sobre todo, en la especificación de la marca de moda.

Es pertinente preguntar a los adultos ¿piensan ustedes en los efectos físicos que genera en los niños y jóvenes el peso de la mochila y su cargamento?; ¿analizan la posibilidad de usar correctamente las que tienen ruedas como forma de aminorar el impacto de la carga en el organismo del niño?; ¿toman en cuenta el efecto que en la columna vertebral puede tener el uso inadecuado de la mochila?

Como es de conocimiento general, la columna vertebral protege la médula espinal. Es una especie de tallo longitudinal, flexible, ubicado en la parte media y posterior del tronco, formado por vértebras, que se articulan con el cráneo, las costillas, los huesos de la cadera, y finaliza en la pelvis. En la columna´, se insertan algunos músculos de la espalda.

Los esfuerzos físicos excesivos, el levantamiento de cargas sin adoptar la posición correcta, la vida sedentaria, las malas posturas pueden afectar la salud de la columna vertebral. Por consiguiente, es necesario que los estudiantes, siguiendo las recomendaciones de profesionales, aprendan a manejar la carga de la mochila, dominen la forma de colocarla, levantarla y bajarla para evitar lesiones.

La exagerada cantidad de libros, cuadernos, útiles en general, que llevan la mayoría de niños en las mochilas, puede evidenciar aspectos muy disímiles. Citaremos algunos:

-El hábito incorrecto de andar sobrecargado.

-La carencia de horario o incumplimiento del mismo en la institución educativa obliga al estudiante a llevar todo, pues no sabe lo que va a necesitar.

-Falta de hábito de revisión del horario, por parte del estudiante, para determinar los libros y cuadernos que utilizará cada día.

-Incumplimiento de la responsabilidad de hacer las tareas en el hogar. Por tal razón, se aprovecha cualquier momento en la escuela para hacerla o copiarla de algún compañero. (Para contrarrestar ese hábito negativo, es importante dar seguimiento, en el hogar, a las tareas de los hijos. Inclusive, algunas instituciones han establecido como norma que los padres firmen las tareas realizadas, antes de que los estudiantes las presenten a los profesores.)

-Carencia de espacios específicos seguros en las escuelas y colegios para guardar los útiles y libros.

Al observar los escolares, me inquieta una pregunta ¿realmente utilizan o utilizarán todos los libros y cuadernos solicitados por las instituciones educativas? Por curiosidad, le pregunté a unos niños sobre las condiciones de sus libros del año pasado y me sorprendí con las respuestas de algunos: ¨Están nuevecitos, porque sólo lo usamos dos o tres veces y mami podrá venderlos fácilmente¨; ¨La profe no lo pidió, porque no le gusta¨.

Estoy de acuerdo con el equipamiento completo de los alumnos, pero no con las demandas exageradas e inefectivas. Considero que un indicador de calidad es la selección racional y necesaria de los libros, de acuerdo a los contenidos programáticos y, sobre todo, su utilización.

Al pasar de los días y los meses, el uso de la mochila va reflejando otros aspectos de la personalidad de su dueño. Como son: el nivel de limpieza, responsabilidad, delicadeza, cuidado o descuido reflejado en el estado de la misma. Obviamente, la calidad es importante para la preservación, pero el sucio o los garabatos son responsabilidad del dueño. A él le compete tirarla en cualquier parte de la casa o colocarla en un sitio adecuado y limpio.

Lo ideal es que los padres estimulen la formación de los hábitos de orden y limpieza, aplicados también al cuidado de la mochila, y que la escuela trate de reforzar ese aprendizaje.

Sorpresas y verdades quedan expuestas al abrir la mochila y revisar su contenido. Se evidencian múltiples aspectos de la calidad del proceso educativo en el que están inmersos los estudiantes. Por ejemplo, observando los cuadernos se puede detectar, inmediatamente, si los maestros revisan y corrigen las tareas; si solicitan orden y limpieza; el nivel de dominio de los contenidos de las asignaturas, así como de la ortografía y caligrafía que posee el maestro, tomando en cuenta las correcciones que realiza. Conviene destacar que los errores repetidos continuamente se graban en la memoria y son difíciles de erradicar, posteriormente. Por ejemplo, las faltas ortográficas, tan frecuentes en los estudiantes, evidencian esa realidad.

Qué decir de las líneas tiradas sin regla, las páginas cortadas de manera desigual; la mezcla, sin ningún orden, de contenidos de diferentes materias en una misma mascota, los trabajos sin fechar, la cantidad exagerada de borrones, dibujos o garabatos que no van al caso.

Los cuadernos reflejan aspectos significativos de la personalidad de su dueño. Por ejemplo, los grafólogos detectan rasgos importantes del individuo a través de las formas de las letras. Sin ser un experto, una persona observadora podrá apreciar en el cuaderno el orden, la pulcritud, el rendimiento y las preferencias del estudiante. Al igual que el sentido estético, la capacidad de sistematización y manejo de recursos educativos y tecnológicos; además de percibir las emociones y sentimientos en los comentarios y anotaciones.

Considero que una forma excelente de estimular el orden y la calidad en la presentación y contenido de los cuadernos, es la exposición de los mismos, al final del año escolar.

Si por casualidad se encuentra en la mochila dinero o algún objeto que no fue comprado por los padres o familiares, es de rigor conversar con el niño o adolescente y determinar su procedencia. Tal como está la sociedad, hay que evitar, con tiempo, que los niños adquieran hábitos inadecuados o que los jóvenes incurran en vicios o prácticas lesivas.

Propongo que de manera respetuosa y constante, los padres y maestros supervisen el uso de la mochila y su contenido; además de que se informen con profesionales de la salud sobre la forma correcta de su utilización y compartan dichos conocimientos con los hijos o alumnos. Es innegable que la aplicación de esas medidas contribuirá con la formación y la salud física y mental de los estudiantes.

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